Buenaventura se encuentra con un mundo de contrastes. Por un lado, es el lugar que aloja uno de los puertos más importantes de Colombia (por ahí se moviliza el 45% de la carga internacional que se mueve en el país) y de América Latina; y por el otro lado, es donde se ubica una de las poblaciones más pobres de Colombia, pues, en estimaciones del Dane, 82% de la población bonavorense se encuentra en extrema pobreza, y 42% en la miseria total.
La pandemia de covid-19, afectó en gran medida la región generando un retroceso en los logros económicos que se adquirieron en los años anteriores, y acrecentando las brechas sociales que arrastra estructuralmente hace muchos años. Adicionalmente, el paro nacional tuvo unos impactos mayores en nuestra región en materia económica, social y de orden público, que todavía no presentan indicadores de recuperación importantes.
En Buenaventura existe un alto nivel de informalidad, lo que dificulta el acceso a los diferentes créditos y la urgencia por satisfacer las necesidades básicas de las personas de esta región. Garantizarles su derecho a la salud, educación y servicios públicos de calidad.
En este momento Buenaventura precisa de medidas que consoliden una reactivación económica sostenible, que resuelva cuellos de botella que se vienen presentando y permitan aprovechar las oportunidades y potencialidades que tenemos. De igual manera se requiere que se concreten muchos proyectos estratégicos de la región, los cuales han tenido una serie de retrasos y en este marco de reactivación económica son claves para la competitividad y el desarrollo del pacifico.