El pasado 8 de agosto, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, radicó el proyecto de Ley 118 de 2022 que contiene el articulado de la Reforma Tributaria, un cambio en la reglas de juego de cómo pagar los impuestos en el país, con el objetivo, según lo indicó el Gobierno, de garantizar la igualdad y la justicia social en el país. Esta reforma busca recaudar casi $26 billones, monto que se alcanzará, según explicó el Ministerio de Hacienda, mediante la reducción de los beneficios tributarios para los más ricos y la redistribución de rentas hacia las familias colombianas más vulnerables.
El recaudo se obtendrá de la siguiente manera: por la Renta de Personas Naturales, el Gobierno prevé obtener $8,12 billones; por la Renta a Personas Jurídicas, unos $5,56 billones; por Impuesto a las exportaciones de petróleo y Carbón (10%), unos $5,87 billones; por los impuestos Saludables y Ambientales, unos $2,54 billones; y por otros conceptos, unos $3,77 billones.
La propuesta ha despertado dudas y críticas no solo porque se impone o aumenta la carga tributaria en temas como patrimonio, dividendos, ganancias ocasionales e inversión en zonas francas, sino porque también se gravan alimentos que son populares en la canasta de los hogares de bajos ingresos como las bebidas azucaradas y alimentos ultra procesados como galletas y dulces.